Normativa y Nuevas Tecnologías

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La administración 2.0 y la realidad de todos los días, claramente imponen la necesidad de que nuestras normas empiecen a adaptarse para garantizar los derechos de todos y nuestras administraciones empiecen a integrar a personas capaces de guiar al ciudadano en esta revolución, para que puedan comprender el alcance de cada acción o determinación, protegiendo adecuadamente y de forma consciente sus datos personales y su intimidad.

Lo sabemos, les hablamos de algo que están hartos de oir y que no ven como cercano, ni es una realidad que entiendan como preocupante. Bien, déjennos demostrarles cuan mal estamos. ¿Consideran que la firma del Presidente del Gobierno es importante? ¿Consideran que la libre circulación de una copia de dicha firma en internet, de forma que podría pegarse en cualquier documento, podría ser algo contraproducente? Pues bien, el gobierno de España la está haciendo circular de forma indiscriminada, precisamente en el memorando de la estrategia de ciberseguridad del año 2013. ¿No me creen? Vayan a
la página y descarguen el pdf. Verán como pueden abrirlo y copiar y pegar la firma del Presidente del Gobierno sin ningún problema y sin arrastrar ningún otro trazo o línea que permita ver que lo ha copiado y pegado (1). Cualquiera que maneje pdf's con cierta frecuencia sabe que los mismos se pueden proteger para bloquear dicha posibilidad. Cualquiera que trabaje en ciberseguridad es lo mínimo que debería hacer (estamos seguros de que habrá mucho mejores formas de proteger el documento, pues nosotros no somos expertos en la materia).
De acuerdo, una firma no es algo tan preocupante y más si no es la nuestra, lo que les decimos no deja de ser anecdótico, pero ahora imaginen que cuando van de compras, hubiese gente que les siguiese y una vez les conociese, supiese sus hábitos o necesidades más esenciales, fuese comunicando a todas las tiendas cual es su poder adquisitivo, si son compradores impulsivos o no (es decir si busca precios alternativos o no), y que necesidades tiene por motivos de salud, o qué capricho está buscando, para que le pusiesen el producto más caro en la entrada, a la altura que siempre mira primero, y encarecido, para aprovecharse de sus circunstancias. Por ejemplo, tiene un hermano muy enfermo en Berlín y por eso todos le quieren cobrar un 30% más por los billetes de avión a Berlín. ¿Le parecería bien?

Pero y si pasamos a un plano menos materialista: ¿qué le parecería que Trump obtuviese en escasos segundo un listado de musulmanes residentes en EEUU para vigilarlos de cerca, dado que los considera a todos posibles terroristas?

Ok, pues que sepa que todos los ejemplos puestos son una realidad presente o una posibilidad real y actual, y que quienes han puesto la firma del Presidente del Gobierno en un documento sin protección alguna, son quienes se están encargando de considerar las medidas para evitar que eso no ocurra.

¿No le importa que le manipulen online o los musulmanes estadounidenses? Sería una forma absurda de negar que le perjudique, pues la información siempre podrá permitir algún tipo de ventaja a quien quiera perjudicarle por su propio benefiicio.
¿Se imagina que de repente las compañías de seguro no quisieran ofrecerle un seguro de circulación porque supiesen que la velocidad media a la que conduce excede la del conjunto de conductores? Pues que sepa que podría llegar sin necesidad de mucho esfuerzo y sin que fuese evidente. Bastaría con hacer una aplicación gratuita de su interés, que además de otras cosas, recabe y envié en segundo plano esa información, ya sea el dato de su velocidad media ya calculada, o ya sea un listado de coordenadas de su ubicación con la hora a la que se encontraba en cada una de ellas. No es algo que sea fácil de detectar, especialmente si dicha información se envía cifrada, y de todas formas no tendrá forma de acreditar que es por esos datos que se niegan a asegurarle. ¿Le suena a ciencia ficción? ¿Algo que sólo le ocurre a otros? Vale, piense lo que quiera, pero que sepa que si tiene un Android, todos los datos van a Google por defecto y que si tiene un iPhone, sólo tiene que abrir la los ajustes relativos a ubicación para ver que se guarda información de ubicaciones frecuentes, o la aplicación "Salud" para ver que aunque jamás la haya abierto, ni autorizado, está registrando todo lo que camina cada día. ¿Qué impide a esas empresas vender un servicio de rating de conductores?

¿Utiliza Google Now, Cortana o Siri? Pues que sepa que para que el móvil pueda saber cuando dice la frase que activa el asistente y responderle, está escuchando permanentemente lo que dice. ¿Puede estar seguro de que esa información se elimina? ¿Querría tener a un desconocido todo el día escuchando lo que dice? Pues si usa esas funciones de su teléfono ya lo tiene, y lo lleva en el bolsillo o el bolso aunque no lo vea.

No pretendemos alarmarle, pretendemos hacerle ver que prácticamente todo el mundo accede a internet y tiene un teléfono de los llamados smartphone, capaces de transmitir todo lo que hace, dice y oye, reduciéndolos a datos que mediante lo que se ha dado en llamar "
Big Data", son analizados y tratados para obtener muchísima información en tiempo real suya, así como un perfil personal tan evidente y sencillo de usar por cualquier empresa, como lo sería para usted clasificar a cualquier persona por su género o su color de piel. Si los prejuicios basados en rasgos físicos como los precitados ya han dado lugar a multitud de abusos, imagine lo que podrá permitir el saber en todo momento donde está, que dice, lee u oye y conocerle como nadie, gracias a un perfil completo de su personalidad, carácter, gustos, opiniones políticas, círculo de amistades, hábitos de consumo, etc… Sí, lo sabemos, no tiene nada que esconder, pero el problema no es si lo que saben de usted es vergonzoso o reprochable, sino el poder que saber tanto sobre usted les da.

Por ello es importante que todos los gobiernos, a través de cualquier organismo internacional hábil al efecto, se paren a reflexionar hasta que punto es peligroso que ese mercado de información personal esté tan poco regulado y controlado, hasta que punto es legítimo regalar ciertos servicios a cambio de captar tanta información de los ciudadanos sin su conocimiento, y hasta que punto la gente es consciente de la renuncia a su intimidad que realiza a diario cuando usa redes sociales, internet, y otros muchos servicios supuestamente gratuitos. Es necesario que, si cada vez más, la vida de los ciudadanos se desarrolla por medios electrónicos, se regule que derecho tienen a que se respete su intimidad, qué uso es correcto o no de las nuevas tecnologías, y que información se puede recabar o no, o que medidas es preciso adoptar para educar al público sobre las consecuencias de su manejo diario de estas nuevas tecnologías.

Si cuando apareció el teléfono y el correo se regulo el secreto de las comunicaciones, ¿por qué no estamos considerando el desarrollo de la normativa y cuerpos policiales que protejan a los ciudadanos y sus derechos ante esta nueva realidad? Sí, lo sabemos, está la LOPD, el derecho al olvido, etc… pero son todo normas claramente ineficientes en la defensa de una generación, la actual, que si bien usamos la tecnología a diario, somos casi analfabetos si se trata de sistemas informáticos, redes o programación, y que nos enfrentamos a multinacionales que, a base de comerciar con información nuestra, tienen un tamaño y alcance desconocido antes de la globalización. ¿Usted es capaz de saber si su teléfono chino está mandando datos al gobierno Chino o si su Android lo está haciendo a la NSA? Nosotros tampoco, tranquilo, pero ello demuestra la necesidad de la asistencia, de un control.

Si no se fía de nosotros o quiere más ejemplos de posible discriminación lea este artículo de
Xataka.com

(1) Advertencia: Cualquier uso de la firma de otra persona frente a terceros o para cualquier uso ajeno a la mera experimentación privada sugerida en el artículo como muestra de inseguridad informática, sería una conducta que podría ser constitutiva de un delito.